Administrar un #negocio hoy en día es radicalmente diferente a lo que era hace 30 años. La diferencia más profunda es el nivel de complejidad con el que la gente tiene que lidiar.
Los sistemas complejos siempre han existido, por supuesto, y la vida de los negocios siempre ha presentado lo impredecible, lo sorprendente y lo inesperado. Pero la #complejidad ha pasado de ser algo que se encuentra principalmente en los grandes sistemas, como las ciudades, a algo que afecta a casi todo lo que tocamos: los productos que diseñamos, los trabajos que hacemos cada día y las organizaciones que supervisamos. La mayor parte de este aumento ha sido resultado de la revolución de la tecnología de la información de las últimas décadas. Los sistemas que antes estaban separados ahora están interconectados y son interdependientes, lo que significa que son, por definición, más complejos.
Para empeorar las cosas, nuestras herramientas analíticas no han seguido el ritmo. Colectivamente sabemos mucho sobre cómo navegar en la complejidad, pero ese #conocimiento no ha permeado el pensamiento de la mayoría de los ejecutivos de hoy o las escuelas de negocios que enseñan a los gerentes de mañana.
¿Cómo podemos poner ese conocimiento en primer plano?
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