Los programas de cambio como Agile son inteligentes y bien intencionados, pero incluso hoy en día, tienden a ser de alcance limitado y poco respaldados. Habitualmente, se ven rápidamente desbordados por la burocracia.
Necesitamos cambiar nuestro enfoque de las metodologías a los principios. Nos enamoramos de los métodos, herramientas y procesos, pero lo que necesitamos es un cambio más profundo a nivel del ADN. Puedes crear equipos ágiles, pero sin un conjunto de principios más profundo y sostenido, no tendrán mucha tracción. Muchos CEOs quieren que sus organizaciones parezcan ágiles, pero no están dispuestos a asumir los principios de autonomía, velocidad, transparencia, meritocracia y experimentación.
El problema se agrava porque los escritos de gestión tienden a centrarse en cosas tácticas y pasan por alto las cuestiones más importantes de la filosofía de gestión. Los líderes tratan de implantar las nuevas prácticas en el viejo patrón filosófico y el injerto no arraiga.
Adoptar nuevas prácticas sin nuevos principios es como ponerle un tutú a un perro. No hace que el perro sea una bailarina. Sólo terminas con un perro de aspecto estúpido.Haz click para twittearLlegas a un punto en cualquier campo del esfuerzo humano donde no puedes resolver los nuevos problemas con las viejas formas. Tenemos que enfrentarnos a la verdad de que ya no podemos permitirnos, ni económica ni éticamente, organizaciones que den poder a unos pocos mientras que desempoderan a la mayoría. – Gary Hamel para Forbes