Este es el primero de una serie de artículos cuyo propósito es el de clarificar y “aterrizar” cómo las prácticas propias de las #artes escénicas o el deporte profesional, aplicadas a la actividad diaria de las #personas, lo cambian todo en cuanto a su #aprendizaje y #desarrollo.
3 papeles: observador, protagonista y autor.
Acto I
La cruda verdad es que, a menudo, ni siquiera nos damos permiso para expresar claramente lo que sentimos y lo que es una verdad ampliamente compartida que, sin embargo, no se afronta porque escuece.
Estamos hartos de tener miedo, estamos hartos de sentir vergüenza y estamos hartos de sentirnos impotentes. Queremos ser valientes, queremos poder mostrarnos y expresarnos y queremos que nuestras acciones tengan impacto y nuestra vida sentido.Haz click para twittear¡¡¡No hay ni un sólo acto de valor en toda la historia de la humanidad que no implique incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Negarlo o querer eludirlo es tanto como negar la vida. Estar vivo, es ser vulnerable, la fuente de toda creatividad, innovación, conexión y acto de valor!!!
Para cultivar una relación, crear una familia, generar una #cultura organizativa, dirigir un colegio, alimentar la fe de la comunidad…, todo ello se opone básicamente a las normas culturales que marcan la escasez y la carencia; porque hace falta ser consciente, comprometerse y trabajárselo… todos los días.
Si queremos recuperar la parte emocional esencial de nuestra vida y reavivar el entusiasmo y el sentido/propósito, hemos de aprender a reconocer y a conectar con nuestra #vulnerabilidad, y reconocer y escuchar las emociones asociadas a ella.
Acto II
Cuando en élanfactor | la Mirada que lo cambia Todo trabajamos con grupos, sea el contenido que sea, insistimos en la práctica de tres papeles fundamentales para hacernos responsables del propio aprendizaje, así cómo para fomentar la colaboración y el cuidados del otro. Estos tres papeles son:
El Observador
¿Somos lo que vemos o vemos lo que somos? Cultivar la mirada es un arte. Tener conciencia desde dónde miras y qué y dónde mirar, no es algo que podamos dar por hecho, ni siquiera se pone demasiada atención en ello, es más, recorremos de manera automática los mismos patrones para reconocer lo que ya conocemos. Sin embargo, podemos ampliar la mirada añadiendo criterios y perspectivas nuevas como fondo y forma, contenido y proceso, centro y periferia, cercanía y lejanía, claro y oscuro etc. Cultivar la mirada sirve para poder “ver” y revelar lo que antes estaba oculto e inconexo. Desarrolla la precisión, la conexión y la intuición, viendo más allá de lo obvio.
En la práctica significa poder dar un feedback más ajustado y constructivo, poder relacionar y unir diferentes contextos, ideas y perspectivas, descubriendo nuevas posibilidades y soluciones y, por ende, encontrar nuevos significados y sentido. En definitiva, elevarnos de un mundo fáctico al mundo de las posibilidades.
El Protagonista
El protagonista es el que hace que las cosas sucedan. Actúa. No analiza, ni reflexiona ni juzga; no mientras actúa. Esto es también algo nada habitual, porque no estamos acostumbrados a no observar y juzgar nuestras propias acciones y delegar este trabajo en el observador. Hace falta mucho coraje y disciplina para poder asumir este papel. El miedo y la vergüenza personal son elementos a superar (simplemente son un público interesado en la comodidad del patio de butacas, no actores). Por este motivo, el protagonista debe ser muy consciente de por qué y para qué hace lo que hace. Sin esta claridad pierde foco, vigor y elocuencia, y la acción se diluye entre la duda y la crítica.
En la práctica, el protagonista aprende a hacerse plenamente responsable de sus acciones y de sus consecuencias. Cultiva el valor y la atención, la disciplina y la excelencia en la ejecución. Aprende a conocer sus fortalezas y limitaciones, así como el valor del proceso, la paciencia y el sosiego. Además de confiar en sus compañeros a la hora de interactuar y de darle el feedback adecuado, valorar su impacto y ayudarle a profundizar y mejorar en la buena ejecución.
El Autor
En última instancia todo lo que hacemos en esta vida tiene que tener sentido y significado para nosotros, porque de lo contrario, no sólo no percibiríamos nuestro propio valor y contribución, sino que caeríamos en el tedio, hastío y sinsentido.
En la práctica, el autor está llamado a dar sentido, significado y propósito a su propio aprendizaje. Aprende a integrar la observación y la acción a través de la reflexión y de sacar de esta manera una experiencia más amplia, profunda y valiosa que le ayudan a definir sus propias metas y los siguientes pasos a dar.
Como “efectos colaterales” de estas prácticas, los participantes crean juntos un espacio seguro, de colaboración genuina, de aprendizaje mutuo, de compromiso y generosidad, de empatía y cuidado del otro, así como de espíritu de equipo. La práctica de estos papeles supone un verdadero despertar. Y todo ello sin insistir en estériles conceptos fuera de un contexto concreto.
Acto III
No olvidemos que “el quién”, el individuo es el que marca la diferencia y no “el qué”, la herramienta o metodología. Si desviamos el foco, solamente eludimos nuestra verdadera responsabilidad a favor de una engañosa comodidad.
En resumen, la función del arte es y ha sido siempre integradora. Su poder radica precisamente en su fuerza transformadora. Permite re-conocernos, re-conectarnos, re- definirnos, re- organizarnos y re-alizarnos. En suma, comprendernos mejor para vivir una buena vida.Haz click para twittear